Caravana de Amnistía Internacional por los derechos humanos de defensores en Guerrero

Este es el discurso que Alberto Herrera, director de Amnistía Internacional México, pronunció el día de hoy afuera de las oficinas de gobierno Guerrero, minutos después de haber participado en una reunión con el Secretario General de Gobierno.

Amnistía Internacional organizó una caravana de dos días al municipio de Ayutla de los Libres en Guerrero donde se han comentido sistemáticas y constantes violaciones a los derechos humanos. Raúl, defensor de derechos humanos en esta localidad pobre y marginadal, está preso injustamente y Amnistía exige su liberación:
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«El día de hoy, hemos venido desde diferentes estados de la República mexicana, activistas de Amnistía Internacional para encontrarnos con nuestros compañeros y compañeras de la Organización del Pueblo Indígena Me´phaa, del Centro de Derechos Humanos Tlachinollan y de Peace Brigades International para manifestar nuestra profunda preocupación por el pésimo estado de los derechos humanos en Guerrero, que ha afectado particularmente la seguridad de defensores y defensoras de derechos humanos.
Hemos venido también a visitar a Raúl Hernández, prisionero de conciencia declarado por Amnistía Internacional, para expresarle nuestra solidaridad y para compartirle los mensajes que activistas de más de 50 países nos han hecho llegar para él. Todas y todos ellos exigen su liberación inmediata e incondicional.
Raúl Hernandez es hoy un emblema de la verdadera respuesta con que defensores y defensoras de derechos humanos se encuentran en México cuando ante su propia realidad marcada por la discriminación, la inseguridad, la falta de voz y la desposesión, deciden alzar la voz.
Amnistía Internacional exige dignidad a un lado de las comunidades organizadas que han hecho suyo el derecho de oponerse a los abusos del poder. Y así, nuestros más de 2.2 millones de miembros en 150 países y territorios respaldan, reconocen y respetan el trabajo valiente de defensoras y defensores que, como Raúl, han padecido las consecuencias de un Estado como el mexicano que ha sido incapaz de construir en el interior lo que en el exterior reivindica y defiende.
Raúl Hernández debe ser liberado de manera inmediata y sin condiciones. El pueblo indígena Me´Phaa debe ser escuchado en sus demandas. Amnistía Internacional condena terminantemente las amenazas, intimidaciones y agresiones de que son objeto defensores y defensoras de derechos humanos en el estado de Guerrero. La impunidad no puede ser más la respuesta oficial ante estos hechos. Las autoridades del estado tienen importantes explicaciones que dar, no solo ante la sociedad guerrerense, sino ante la comunidad nacional e internacional que ha manifestado en repetidas ocasiones su consternación por estos hechos. Y sobre todo, deben las autoridades tomar medidas urgentes si en verdad desean enviar un mensaje de compromiso con los derechos humanos.
Amnistía Internacional continuará denunciando públicamente, nacional e internacionalmente, la arbitrariedad que significa el encarcelamiento de Raúl Hernández.
Agradecemos y admiramos profundamente la valentía con que la OPIM ha enfrentado los abusos del poder, a través de la organización comunitaria. Sepan que miles de activistas, miembros y simpatizantes de Amnistía Internacional en todo el mundo alzan la voz de diferentes maneras para juntos y juntas reivindicar la dignidad humana»

¿Todos los niños le tienen miedo al Coco? o No es lo mismo temer al coco que al milico

Por: Elizabeth Palacios

 

Seguramente todos recordamos los miedos que teníamos en nuestra infancia. Algunos temíamos que llegara el Coco y nos llevara lejos de los brazos de papá y mamá; otros temían al Diablo, a las arañas, al mounstro del armario, a las brujas en sus escobas… pero también hay niños y niñas en nuestro país que tienen un miedo dirigido a algo mucho más real y muchas veces mortífero: los militares.

¿Cómo no van a tener miedo?, si desde que  tienen uso de razón y memoria han sido testigos de cómo el Ejército entra en sus pueblos, amenaza y lastima a sus padres y madres, los intimida y asusta a ellos y ellas.

Como lo hace desde hace décadas, el Ejército sigue violentando los derechos humanos de comunidades enteras en la Montaña de Guerrero. Su pretexto para torturar, amenazar, violar y traumatizar a cientos de niños y niñas es «que sus padres son parte de grupos armados que están contra el gobierno» pero ¿acaso hay otra opción en las agrestes montañas sureñas del país?, yo invitaría a quienes se llenan la boca de decir que la militarización «ha dado buenos resultados para el combate al crímen organizado» (porque ellos meten en el mismo frasco a los narcotraficantes, los secuestradores, la guerrilla y los movimientos sociales), a decirnos ¿esos son los  resultados esperados? porque si aplauden que irrumpan en la  vida de comunidades enteras, destruyan sus viviendas precarias, intimiden a sus mujeres, niños y niñas, desaparezcan a sus hombres y les fabriquen «pruebas» de supuestas  relaciones con el narcotráfico, yo no quiero esa «fórmula mágica» en mi país.

Yo pregunto ¿usted sacrificaría la salud física y mental de sus hijos en aras de la «seguridad» de su país? No lo creo. Entonces ¿por qué nos quedamos  callados cuando diariamente los militares acaban con la inocencia de niños y niñas guerrerenses?

De acuerdo con información proporcionada por Amnistía Internacional México, «Omar García, un adolescente de 14 años, fue torturado durante más de tres horas [en el municipio de Coyuca de Catalán, Guerrero]: le aplicaron descargas eléctricas, le vendaron los ojos, le cubrieron la cabeza con una bolsa de plástico, y le golpearon y amenazaron con castrarlo», ¿Así es como pretenden garantizar la seguridad en este país?

No puedo evitar indignarme al escuchar los slogans publicitarios donde el Partido Acción Nacional intimida a la ciudadanía argumentando que si no vota por él será dar pasos atrás y dejar a México «en manos del crímen» y ¿no es un crimen lo que el Ejército hace con la gente en esos lugares recónditos y tan pobres que muchos prefieren borrar del mapa del país?

Alzo mi voz, mi pluma y mis entrañas ante tales injusticias. Deploro los métodos que, en aras de la seguridad, insititucionalizan y justifican las peores violaciones a los derechos humanos de cualquier persona, pero sobre todo, ¡grito en contra de quienes lastiman, torturan, violentan y roban la inocencia de las hijas y los hijos de México!

Las palabras son mis armas, también son tuyas. Úsalas.